El martes y miércoles de la semana pasada, los recintos de saltos de trampolín y de waterpolo del centro acuático Maria Lenk pasaron del color azul propio de una piscina a uno más bien verde y poco agradable. El Comité Organizador debió aclarar que su color se debía al cloro que le es colocado al agua para evitar su suciedad y que no afectaba la salud de los deportistas.

Pasado el papelón, las cosas no parecen mejorar, luego de que hayan tenido que cerrar aquellas instalaciones, pero esta vez no por colores extraños, sino, lo que es peor, ¡por malos olores!. “Toda la sede huele como si alguien se hubiera echado gases”, escribieron algunos atletas en las redes sociales. “Yo apenas podía abrir los ojos al final”, criticó Tony Azevedo, capitán de waterpolo de Estados Unidos, en una entrevista para el Washington Post. “Son los Juegos Olímpicos y están poniendo tanto cloro en el agua que la gente no puede ver. No puede ser”, añadió.

El portavoz del comité organizador, Mario Andrada, confirmó el cierre de la sede justificando que pronto se resolverá el problema.

Mientras tanto, otro papelón se le suma a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. ¡A taparse las narices!
Y tú, ¿qué opinas de los problemas en la piscina en los Juegos Olímpicos?
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