La decisión de la producción de Gran Hermano de invitar a familiares de los participantes a convivir por unas horas en la casa más famosa de la televisión, ha significado un cambio de aires dentro de reality, el cual ya está en la etapa final.
Y, aunque la mayoría de los participantes se mostraron plenos y felices con la llegada de familiares al concurso y con esto la oportunidad de compartir con ellos, no fue así para todos los concursantes. Previo al ingreso de los familiares en Gran Hermano, cuan do Santiago del Moro anunció que llegarían seis personas a la casa, hubo todo un revuelo y expectativas de cómo sería el encuentro y la convivencia con los de nuevo ingreso.
Uno de los primeros en recibir la sorpresa de Gran Hermano fue Marcos Ginoccio. “Se llama Valentina, es su hermana, vive en Francia con su pareja y está muy nerviosa”, anunció el conductor al darle ingreso a la participante.
Marcos y su hermana no se veían desde hace un año, por lo que se fundieron en un emotivo abrazo. Desde ese momento, la expectativa estaba centrada en Romina Uhrig, quien mostraba algunas lágrimas de tensión y emoción en su rostro, a la espera de ver a sus hijas en cruzar por la puerta de entrada.
“Quiero que entren las tres, por favor”, se la escuchó decirle en un momento a La Tora. Sin embargo, no todo saldría como ella lo esperaba. “Él se llama Walter Fabián, 22 años, es de Grand Bourg, vive con sus padres y sus hermanitas menores. Es el hijo mayor de la hermana de Romina”, dijo Santiago del Moro a la llegada del nuevo participante que iba a acompañar a Romina.
Vale destacar que las hijas de la exdiputada no podrían ingresar a Gran Hermano por ser menores de edad y están impedidas de ser parte del juego, algo que la participante no tenía en consideración.
Cuando Fabián abrió el portón de Gran Hermano. Romina lo miró y de inmediato dos segundos hasta que reaccionó: “¡Fabi! Ay, hola... ¿Cómo estás, mi amor? ¿No dejaron entrar a las nenas?”, le dijo, dejando en claro que en realidad no lo esperaba sino a Mía, Felicitas y Nina, sus nenas, “no te reconocí, estás más gordito”, le dijo.
“No las dejaron entrar”, se decepcionó mientras comentaba al resto del grupo lo que estaba sucediendo. Pero aprovechó para preguntarle por ellas a Fabián. “¡Pensé que las iba a ver! ¿Por qué no las dejaron entrar?”, continuó su queja.
Fue su sobrino quien le explicó que por ser menores de edad están impedidas de ser parte del juego, mientras ella lo abrazaba y se conformaba con un “qué lindo ver a alguien”. “¿Cómo están las nenas?”, fue la pregunta que no tardó en aparecer, para que él le llevara tranquilidad de que está bien, “hermosas”, mientras la consolaba explicándole que quedaba poco tiempo de juego y que pronto sería el momento del reencuentro.