Los Panamá Papers hicieron mucho más que denunciar un grupo específico de personas que evadieron impuestos. Ellos lograron poner en tela de juicio un modo en que los ricos evaden sistemáticamente impuestos.

La pregunta quedó planteada en el debate: ¿Hay alguna manera de que todos, ricos y no tanto, paguemos el tributo necesario para contribuir a financiar los servicios que nos ofrece la sociedad en la que vivimos?
Si bien hay países donde es una ofensa criminal revelar los asuntos tributarios de otros, como Reino Unido, también hay naciones en las que es fácil averiguar cuánto gana y cuánto paga de impuestos cualquier persona, desde el más rico y poderoso hasta el más pobre.

Noruega pertenece al segundo grupo: en internet, cualquier persona puede averiguar cuanto gana un compatriota, y cuanto paga en impuestos.
“Yo chequeé cuánto ganan mis colegas y mi mentor. Esto me dio una sensación de poder, porque te permite entender cuánto debes ganar” explica Vera Lazanbatuna, una joven filipina que trabaja en Oslo.

Esto ayudó a eliminar la brecha entre sueldos de varones y mujeres que desempeñan la misma tarea. “Las dos veces que me di cuenta de que me estaban pagando menos que a otro, fui a hablar con mi jefe y actuó, así que estoy feliz”, cuenta Lazanbatuna.
Esta práctica es casi tan antigua como el país mismo: en 1814, Noruega tuvo su propia constitución, parlamento, gobierno y finanzas estatales.

“El primer impuesto grande que se recaudó fue para fundar el Banco Central de Noruega, y la lista con los detalles fue publicada. En la segunda mitad del siglo XIX, la práctica fue regulada: por ley, los asuntos tributarios tienen que ser públicos“, señaló Einar Lie, profesor de Historia Económica de la Universidad de Oslo.

La idea inicial era generar confianza en las autoridades de esta nueva y joven nación, así como evitar la corrupción. Estas metas fueron logradas: Noruega es uno de los países menos corruptos del mundo.

Esto evita que los salarios de los directivos de grandes empresas sean obscenamente grandes en relación al resto de los salarios. Una desventaja, sin embargo, es que ayuda a los criminales a escoger a las familias más ricas como víctimas.

El profesor de antropología de la Universidad de Oslo Thomas Eriksen sostiene que este modelo está muy arraigado en cuestiones culturales: “tiene que ver con el igualitarismo, que es muy fuerte en Noruega por razones históricas y también con la influencia profunda del protestantismo luterano: la idea de que todo debe ser abierto”.

Según Eriksen, en el este y el norte del país persisten algunas comunidades con sectas luteranas fanáticas, que no permiten el uso de cortinas, “pues todo tiene que estar a la vista del público“.
Uno de los aspectos negativos de esa libertad, sostiene Eriksen, es que ha hecho que Noruega sea un país poco aventurero, en el que sobresalir es considerado un problema: “hay cierto desdén por los logros… cierta cultura de envidia”.
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