El Senado brasileño destituyó a Dilma Rousseff y ahora el vicepresidente Michel Temer tomó el mando del país de manera definitiva. Él había ocupado este puesto en mayo, pero de manera provisoria.
El nuevo mandatario se refirió a la situación de su compañera de fórmula. El viernes, dijo que la decisión del Senado de permitir que Rousseff mantenga sus derechos políticos es una “pequeña” vergüenza, y minimizó su importancia para la estabilidad de su Gobierno.

Las declaraciones de Temer fueron hechas en el marco de un congreso empresarial en Shanghái, luego de llegar a China para celebrar su primera reunión con el G-20, en Hangzhou.
“Por más de 34 años he estado en la vida pública y he seguido constantemente este tipo de pequeñas vergüenzas que se superan rápidamente”, dijo a la prensa en su primer evento global como presidente definitivo.

“Desde el principio siempre he dicho que esperaría con respeto la decisión del Senado. El Senado tomó esa decisión, con o sin razón, pero el Senado tomó esa decisión”, agregó.
En una medida inesperada, el Senado de Brasil votó 42-36 para permitir a Rousseff retener el derecho a ocupar cargos públicos, en una ruptura con la ley que especifica que un presidente destituido lo pierde durante ocho años.
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