Para muchos, el complemento ideal para iniciar el día, son las galletas de avena, las cuales son perfectas para los deportistas luego de realizar sus actividades diarias. Aunque algunos piensan que son complicadas de hacer, acá tenemos unas de las recetas más sencillas, para que puedas disfrutarlas en muy poco tiempo.
Ingredientes:
Lo primero a realizar será la mezcla de las galletas, para ello necesitarás un bol que utilizarás paras añadir la harina junto con la levadura y los copos de avena, los cuales los pondrás en reserva durante unos minutos mientras haces el siguiente paso.
Después vas a derretir el aceite de coco en el microondas hasta que observes este completamente fundido, en ese mismo proceso pero usando otro bol, vas a agregar el azúcar panela junto al aceite fundido y los vas a mezclar bien con una cuchara hasta lograr disolver un poco la panela.
Seguidamente vas a añadir de a poco la mezcla de harina con copos de avena y levadura. Para esto necesitaras una cuchara, pero si es necesario usa tus manos. El siguiente paso será unir la vainilla liquida con la leche y luego lo verterás en un bol junto a la avena, la harina y la panela.
Todos esos ingredientes los vas a masar con tus manos, si en ese proceso ves que está quedando un poco seca, añade un poco más de leche de avena, aunque tienes que tener mucho cuidado que no que quede con exceso de líquido para que el resultado sea una masa moldeable.
Una vez la más esté lista las vas a colocar entre dos papeles de horno y con un rodillo vas a aplanar, sin hacerlo en exceso para evitar que se rompan y guardalas en la heladera durante unos 15 minutos. Después que haya trascurrido el tiempo indicado, retírala junto con el papel de arriba.
Lo siguiente será cortarlas hasta que tengan una forma de galleta, las masa sobrante las vas unir para seguir más cantidades. Luego la volverlas a llevarlas a la nevera durante 15 minutos más y en ese tiempo aprovecha para precalentar el horno a 180ºC.
Ya pasado el tiempo las vas a meter en el horno durante 10 minutos o hasta que veas que estén ligeramente doradas. Cuando ya estén listas sácalas y déjalas enfriar en una rejilla. Ya reposadas estarán listas para comer. Recuerdas guardarlas en un recipiente metálico para que se conserven crujiente por varios días.