Muchas veces la vida nos sonríe, otras definitivamente no. Por los momentos, a Cagney y Jessica Wenk, de Colorado, EE.UU, no parece que les pudiera pasar nada malo; están a punto de contraer matrimonio y ser padres, tienen todo listo para su llegada: pañales, ropa, comida, todo. Sin embargo, tres meses antes de que ella diera a luz a Cagney se le diagnostica algo que podría cambiar sus vidas por completo.

Luego de ir a una consulta médica, los doctores le dicen al joven de 26 años de edad, que tiene un glioblastoma o tumor cerebral en un grado cuatro. Además de eso, los médicos le dicen que probablemente solo le queden unos meses de vida. La pareja, quien antes se encontraban felices debido a la llegada de su bebé y su pronto matrimonio, ahora se halla destrozada. Jessica perderá al hombre de su vida y al padre de su hijo; Cagney, no podrá conocer a su primogénito y su familia perderá a un integrante más.

Sin embargo, pese a todos los contratiempo, Jessica y Cagney no se dan por vencidos, puesto que el hombre es sometido a tres operaciones cerebrales. A medida que el tiempo avanza, la pareja y su familia se da cuenta que es muy posible que los médicos no tuvieran razón, ya que aún Cagney seguía con ellos y pareciera que no fuera a irse debido a su condición.

A la tercera semana luego de una de sus operaciones, Cagney se encuentra recibiendo cuidados intensivos en el Boulder Community, lugar en donde llevaron a Jessica a tener a su bebé. En ese momento los padres comienzan a tener una gran idea, puesto que llevaron a Cagney al lugar en donde Jessica estaba teniendo al bebé para que pudiera ver como su hijo venía al mundo. Cagney tuvo la oportunidad de cortar el cordón umbilical y de ser el primero en cargar a su hijo.
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Acto seguido, ambos padres se tomaron de las manos, aún teniendo las etiquetas que informaban que eran miembros del hospital. Se sentían muy felices porque pese a las circunstancias el padre del niño pudo estar presenta para ser testigo del nacimiento de su bebé, aunque los médicos habían vaticinado que solo le quedaban tres semanas de vida, por lo que era muy posible que muriera antes de que Jessica diera a luz.

Hasta ahora, la familia de Cagney aún sigue necesitando ayuda, por lo que abrieron una campaña llamada Give Forward Online para recibir donaciones.
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