El tema de la salud de la piel y del rostro es de gran importancia para muchas personas. Sin embargo, la época de la adolescencia no facilita ese deseo, ya que es entonces cuando la piel sufre serios cambios que a veces duran durante muchos años.

Si miras bien esta fotografía, puedes ver que no se trata de una espinilla normal y corriente. Este es un caso muy especial y no muy difícil de reconocer. Se trata de un pelo encarnado.

Los pelos empiezan a desarrollarse en huecos en la piel llamados folículos pilosos. Su crecimiento empiezan en la hipodermis, pasan por las capas de la piel, salen y poco a poco siguen creciendo. Gracias a la presencia de los poros son capaces de salir a la superficie.
Sin embargo, se dan casos que los poros se bloquean con epidermis exfoliada y moléculas de suciedad y en ese caso el pelo sigue creciendo pero sólo debajo de la superficie de la piel.
La causa de este estado puede ser, por ejemplo, afeitarse demasiado cerca de la piel o la depilación.

Cuando un pelo empieza a encarnarse, podremos observar una pequeña inflamación en la superficie de la piel que es causa de la irritación de la epidermis. Si no lo eliminamos, el pelo continuará su crecimiento.
Más adelante, la inflamación puede llenarse de pus o sebo: esto es señal de una inflamación aguda (foliculitis). Esto lleva a la creación de un grano doloroso.

Para solucionar esta desagradable situación, lo primero que debes hacer es eliminar el grano y la inflamación. Para el mejor resultado, puedes consultar a un dermatólogo para no extender el problema.
Una vez eliminado el grano, puedes pasar a solucionar el problema del pelo encarnado. Recuerda, primero cura la inflamación y la sustancia almacenada y más adelante elimina el pelo encarnado.

Obviamente, no todos los pelos encarnados tienen que producir ese estado.
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